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domingo, 10 de junio de 2007

Pensamiento muerto

Y pensé que habría un reencuentro con sabor a dulce algodón de azúcar. Un viaje planeado con el único fin de hacer una realidad que quedó guardada en la despensa durante tres meses. Casi el mismo tiempo que tardé en emborracharme y beber el sudor ardiente de su piel. Derrumbada en falsas ilusiones deambulé perdida en una vida onírica y desprovista de realidad. Regué mi corazón con encuentros fantásticos. Te odié, te quise y te busqué. Exploré aquí, allá y en el más allá y no te encontré. Me escapé. Me escapo. Me escaparé.

Aprender a quererse es un largo camino que lleva implícito explorar en lo más profundo de nuestro ser. El sur. Un viaje para apaciguar el dolor de un adiós y de una despedida con sabor a otra piel. Rumbo a a la ciudad del sol dejé atrás un pequeño pueblo del sur de Andalucía. Un lugar donde nadie es dueño de sí mismo.

Un dedo acusador se enfrenta a vidas ajenas y robadas en tierras secas, pesadas como tormentas. Paisajes de tonos pastel. Vidas rotas por destinos inciertos. Almas libres que se pegan a la modernidad de las telarañas. La España profunda, donde nadie sabe quién es y no importa lo que eres o quieres ser. Niñas de corazón robado. Hombres que nunca dejan de ser niños delante de la barra de un bar. Ojos borrachos que se pierden en la fría nocturnidad del otoño. Sueños rotos por la mentalidad de otro tiempo, ese que no apetece volver a recordar y que se mantiene intocable al pasar de los segundos frágiles y los minutos vacíos.

Pulso acelerado. Ansiedad borracha de cebada. Las nueve, las diez, las once... Ninguna hora calma mi dolor. Mañana no existe y hoy duele. No soy nada. Me reencuentro con la nicotina, que calma mi ansiedad. No tengo miedo, pero estoy temerosa de no controlar los fuertes latidos de mi corazón. Fuiste ladrón de almas y me robaste mis recuerdos.

Te atrapé. Te encerré. Nunca más te dejaré volver a entrar. Liar rollos de fino papel y leves pensamientos concisos. Soy un cuadro impresionista que dejo atrás, en el olvido, en el norte de Europa. Jamás te prometeré nada.

El calor me calma y me aclara las ideas. En el sur se ahogan mis pensamientos entre los recovecos de sus calles laberínticas de color ocre. La luz, el color, el olor a jazmín me reconfortan. Días de confidencias y recuerdos.

Te olvidé en el ruido de mi soledad. Sonido de guitarras y cruce de miradas en estaciones desconocidas, detenidas y encerradas.

Arcos múltiples que alcanzan el cielo, abrazan mi camino y me inspiran viejas historias de árabes y cristianos. El amor es el sentimiento más admirado del mundo...

Un olor: el jazmín
Un libro: Siddartha
Una película: Algo parecido a la felicidad
Un idioma: el japonés
Un acento: el andaluz
Un color: el negro


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